martes, 30 de junio de 2009

Prólogo de la antología Mehr als Bücher

Ein Vorwort

Es ging immer um mehr, als allein um Bücher. Doch niemand hätte an jenem Herbstnachmittag im Jahr 2003 gedacht, dass aus einer gemeinschaftlichen Bastelei in einer Bibliothek in Buenos Aires einmal ein erfolgreiches kontinentales Verlagsnetz werden sollte.
Der argentinische Schriftsteller Washington Cucurto hatte mich an jenem Nachmittag angerufen, und gesagt, ich solle unbedingt in die „Casa de la Poesía“ kommen. Warum wollte er nicht verraten. Er sagte nur, sie würden „etwas Neues“ machen!
In der Calle Honduras, einer baumgesäumte Straße im Palmermo-Viertel, steht die ehemalige Villa des Dichters Evaristo Carriego, dort war eine Poesiebibliothek untergebracht war, in der Cucurto damals arbeitete.
Im Patio standen der Schriftsteller und der Maler Javier Barilaro und pinselten die ersten Buchdeckel von Eloísa Cartonera. Mit Temperafarben übertrugen sie Titel und den Namen des Autors auf die braunen Kartons und luden mich ein, mitzumachen. Ein neues Verlagskonzept war geboren.
Ob visionär oder aus der Not geboren, das sollen andere entscheiden. Argentinien jedenfalls hatte damals die Folgen der Wirtschafts- und Währungskrise von 2001/2002 noch längst nicht überstanden. Junge Autorinnen und Autoren fanden immer schwerer Verlage, und umgekehrt wurden Bücher aufgrund der Entwertung, des argentinischen Peso immer teuerer und für viele unerschwinglich.
Zehntausende Argentinier verloren ihre Arbeit, vielen von ihnen blieb kein anderer Ausweg, als abends mit der ganzen Familie und einer Eselkarre durch die Straßen zu ziehen, um den Hausmüll nach Verwertbarem zu durchzuwühlen: Metallschrott, Flaschen und eben Kartons und Pappen.
Die einfache, aber geniale Idee von Cucurto und Barilaro bestand nun darin, diese recycelten Pappen als Rohstoff für Bücher zu verwenden.
Jedes von ihnen wurde individuell bemalt und in Handarbeit gefertigt: Ein Unikat. Das Buch, ein hohes Kulturgut, wird dabei auf das Nötigste reduziert: der Einband besteht aus einem zurechtgeschnittenen Bogen Karton, das Buchinneres aus zweiseitig fotokopierten DIN A4-Seiten, die in der Mitte gefaltet sind, mit Klammern zusammengehalten und schließlich in den Buchdeckel eingeklebt werden.
Doch ein Kartonbuch ist viel mehr als das: Es ist erschwinglich und wandert von Hand zu Hand, weil es ein Schmuckstück ist, ein Mitbringsel, das eine individuelle Geschichte erzählt und noch eine andere Geschichte mitbringt, die gelesen werden will. Ein Kartonbuch ist ein Ergebnis eines kollektiven Arbeitsprozesses, eine Gruppe von Menschen entscheidet gemeinsam darüber, was sie verlegen, wie sie die Bücher gestalten und wie sie die Arbeit organisieren wollen.
Das ist– zugegebenermaßen – nicht immer Hochliteratur, aber immer etwas, was auf den Nägeln brennt, was danach drängt, veröffentlicht und gelesen zu werden. Eloisa Cartonera ist mehr als Bücher, ein soziales Projekt und ein Treffpunkt für die verschiedensten Menschen aus aller Welt. Cartoneros bringen ihren Karton, manche bleiben und schließen sich dem Projekt an, sie lernen, einen Verlag in eigener Regie zu betreiben, Bücher herzustellen, zu drucken und zu verkaufen.
Mit den Lesern und Autoren aus den Nachbarländern, die die Werkstatt von Eloísa Cartonera „No hay cuchillo sin rosa“ (Kein Messer ohne Rose), besuchen, verbreitet sich die Verlagsidee. Jeder darf das Konzept kopieren. So sind in mehreren Ländern Kartonverlage entstanden: Sarita Cartonera in Lima/Peru, Yerba Mala in El Alto/Bolivien, Yiyi Yambo in Asunción/Paraguay, Dulcinéia Catadora in São Paulo/Brasilien, um nur wenige zu nennen.
Alle von ihnen haben trotz der unterschiedlichen Verarbeitung und Gestaltung der Bücher – die einen nähen die Seiten wie klassische Buchbinder, die anderen besprühen die Cover mit Stencils, wieder andere schreiben die Geschichten und Gedichte von Hand in die Bücher –, sie alle haben eines gemeinsam: Sie verstehen sich als Projekt für die Gemeinschaft. Jeder kann mitmachen. Und in vielen Workshops in Bibliotheken, Schulen und auf Buch- und Kunstmessen haben die Cartoneros, wie sie sich selbst nennen, ihre Kunstfertigkeit und ihr Wissen weitergegeben.
Die vorliegende Anthologie „Mehr als Bücher“ ist dafür ein gutes Beispiel. Sie ist das Ergebnis von zwei Editionsworkshops, die von Washington Cucurto und María Gómez geleitet wurden und an denen nicht nur Bildende Künstler und Schriftsteller teilgenommen haben, sondern auch Schüler und Lehrer der Freidensburg-Oberschule und der Kurt Schwitters-Oberschule. Es waren die Schüler, welche die Texte der Anthologie ausgewählt und die Buchdeckel gestaltet haben, sowie den gesamten Prozess des Buchmachens aktiv begeleitet haben. So enthält diese Anthologie am Ende Gedichte und Texte von 19 Autorinnen und Autoren aus Lateinamerika, die in verschiedenen Kartonbuchverlagen publiziert haben.
Es gibt mittlerweile, nach sechs Jahren reger Verlagstätigkeit, viele Kartonbücher, doch noch viel mehr werden gebraucht. Diese Buch ist die erste Veröffentlichung des vor Kurzem gegründeten Kartonbuchverlages PapperLaPapp; es ist eine kleine Hommenage an die Verleger, Autoren, Künstler, Designer, Übersetzer und anderen Freunde, die es ermöglicht haben, das wir hier und heute dieses Buch veröffentlichen und das fortsetzen, was andere mit einer einfachen Idee und viel Hingabe begonnen haben.
Ich wünsche allen viel Spaß bei der Lektüre.

Timo Berger


***


Un prólogo

Se trataba de mucho más que libros. Sin embargo, nadie habría imaginado aquella tarde de otoño del 2003 que un simple bricolaje en una biblioteca de Buenos Aires sería el inicio de una fructífera red continental de editoriales.
El escritor argentino Washington Cucurto me llamó aquella tarde para decirme que tenía que ir a la “Casa de la Poesía”. No me explicó por qué. Sólo añadió: ¡Vamos a crear “algo nuevo”!
En la Calle Honduras, un vial del barrio de Palermo, se encuentra la antigua Villa del poeta Evaristo Carriego, que albergaba una biblioteca de poesía donde Cucurto por aquel entonces trabajaba.
En el patio estaba el escritor y pintor Javier Barilaro, junto a la primera tapa pintada de un libro de Eloísa Cartonera. Con témperas de colores transcribía el título y el nombre del autor en el cartón marrón, invitándome a participar.
Si fue un acto visionario o nacido de la necesidad, otros deben decidirlo. En cualquier caso, Argentina no había superado todavía las graves secuelas de la crisis económica y monetaria del 2001/2002. Para las jóvenes autoras y autores resultaba muy difícil encontrar una editorial donde publicar sus textos; por el contrario, los libros eran despreciados, debido a precios prohibitivos para la mayoría, con el peso argentino cada vez más devaluado.
Miles de argentinos perdieron su trabajo. A muchos de ellos no les quedó otra alternativa que salir a la calle cada noche con el carro y toda la familia, para revolver en la basura en busca de chatarra, botellas, así como cartón y papel para luego venderlo.
La simple pero genial idea de Cucurto y Barilaro continúa usando hoy en día el cartón reciclado comprado a cartoneros como la materia prima para realizar los libros.
Uno a uno los libros son coloreados y encuadernados a mano, lo que hace que cada ejemplar sea único. El libro, un valioso bien cultural, es reducido a lo esencial: la tapa con el pliego de cartón, cortada y pintada, el cuerpo del libro fotocopiado con hojas DIN A4 por ambos lados, dobladas por la mitad, grapadas o cosidas, y, por último, pegadas en el anverso de las tapas.
Sin embargo, un libro cartonero es mucho más que eso: es económico y pasa de mano a mano, porque es algo precioso, un pequeño regalo, con una historia individual y que además incluye una historia que quiere ser leída. Es el resultado de un trabajo colectivo, por un grupo de personas que juntas deciden qué editar, cómo diseñar los libros y de qué manera quieren organizar el trabajo.
Es verdad, no siempre lo que se publica es alta literatura, en todo caso es algo emergente y necesario. Pero Eloísa Cartonera es más que libros: es un proyecto social y un punto de encuentro de personas de todas clases y de todo el mundo. Así, algunos cartoneros que traen cartón se quedan para juntarse al proyecto, aprendiendo, en una editorial gestionada por ellos mismos, a producir, imprimir y vender los libros.
A través de lectores y autores extranjeros que visitan el taller de Eloísa Cartonera “No hay cuchillo sin rosa”, este modelo editorial se difunde en otros países. Cualquiera puede copiar el concepto y adaptarlo a las circunstancias locales. De esta forma, han aparecido editoriales cartoneras en diferentes países latinoamericanos: Sarita Cartonera en Lima/Perú, Yerba Mala en El Alto/Bolivia, Yiyi Yambo en Asunción/Paraguay, Dulcinéia Catadora en São Paulo/Brasil, por nombrar sólo algunas.
A pesar de que tienen distintos procesos de elaboración y diseño para los libros – algunas cosen las hojas como en una encuadernación clásica, otras pintan las tapas con spray sobre plantillas, otras escriben las historias y poemas a mano–; todas ellas comparten algo: la idea de un proyecto colectivo. Cualquiera puede colaborar. En muchos talleres en bibliotecas, escuelas, ferias de libro y encuentros de arte los cartoneros, como ellos a sí mismo se llaman, han difundido sus habilidades artísticas y técnicas editoriales.
La presente antología, “Mehr als Bücher”, es un buen ejemplo de ello, fruto de dos talleres de edición coordinados por Cucurto y María Gómez en los que han participado, además de artistas y escritores, los alumnos y profesores de Friedensburg-Oberschule y Kurt Schwitters-Oberschule. Han sido los propios alumnos los que han seleccionado los textos y diseñado las tapas, acompañando todo el proceso de edición del libro. Al final, esta antología recoge poemas y cuentos de 19 autoras y autores de América Latina, vinculados a diferentes editoriales cartoneras.
Hay muchos libros cartoneros, ahora, después de seis años; sin embargo, todavía son necesarios muchos más. Este libro, el primero de la recién creada editorial cartonera PapperLapPapp, es un pequeño homenaje a todos los editores, escritores, artistas, diseñadores, traductores y demás amigos que han hecho posible que hoy, nosotros, les publiquemos a ellos, continuando así lo que otros empezaron con un simple gesto y mucha dedicación.
Disfruten de la lectura.

Timo Berger

[Traducción: Ausiàs Navarro Millet]

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