viernes, 22 de mayo de 2009

Un fenómeno que se extiende por América Latina


“Hay un espíritu más o menos anarco que nos abarca a todos”
El Mercosur de editoriales cartoneras empezó a funcionar en un pequeño espacio cultural de Almagro, “No hay cuchillos sin rosas”, sobre la calle Guardia Vieja, donde nació la irreverente y colorida Eloísa Cartonera. Washington Cucurto, Javier Barilaro y Fernanda Laguna crearon este proyecto comunitario sin fines de lucro que, desde 2003, integra el trabajo de cartoneros, artistas plásticos y escritores en la edición de libros artesanales, elaborados con cajas de cartón, con tapas pintadas a mano, páginas fotocopiadas y tiradas limitadas, de 500 a 1000 ejemplares, de narradores y poetas de toda América latina. El fenómeno se expandió en Perú con Sarita Cartonera; en Chile con Animita; en Bolivia con Mandrágora y Yerba Mala; en Paraguay con Yiyi Yambo; en Brasil con Dulcinéia Catadora, y la más reciente en México, La Cartonera. Ahora mudada al barrio de La Boca, sobre Brandsen al 600, a metros de la Bombonera, la madre de todas las editoriales cartoneras invita a quedarse, a tomar mate, a escuchar cumbia y salsa en la vereda, mientras se hacen los libros con pinceles, témperas y cartones, a la vista de los vecinos y turistas que merodean por la zona. En el pequeño local, los libros publicados y agrupados en varios estantes dan cuenta de la diversidad del catálogo de Eloísa, con más de cien títulos publicados. Conviven, entre otros, César Aira y Ricardo Piglia, Leónidas Lamborghini y Enrique Lihn, Alan Pauls (ver página 32) y Mario Bellatin, Fogwill y Andrés Caicedo, Arturo Carrera y Ricardo Zelarrayán.
“La Osa”, de cartonera a famosa
Miriam Sánchez, más conocida como “la Osa”, tiene 23 años y la remera de Boca gastada de tanto uso. Dejó de cartonear en las calles hace seis meses. Ahora, como todos, cumple múltiples funciones, desde pintar hasta distribuir los libros en las librerías, ferias, puestos callejeros e instituciones como la Universidad de las Madres y el Centro Cultural de la Cooperación, entre otras. Llega contenta, vendió todos los ejemplares en La Boutique del Libro de Palermo, y su sonrisa abraza al barrio. Uno quisiera llevarse a esta mujer a todas partes para escucharla y que cuente sus historias. “Yo era cartonera y siempre pasaba con mi carro. Quería saber qué era, entrar. Y le dije a mi marido, pero no tenía ninguna excusa porque no tenía buen cartón. Un día pedí pasar al baño para chusmear. Entré, hice como que fui al baño, pinté una tapa y me fui. Después de cinco meses me decidí a venir a trabajar acá, pero me recostó dejar el carro”, confiesa la Osa, que todos los días viaja de La Plata hasta La Boca. “Me gusta ser famosa, que me hagan entrevistas, que me saquen fotos”, admite y revela que sus libros preferidos son Salón de belleza, de Bellatin, y “La cartonerita”, un poema de Cucurto. “Yo le digo a mi familia y amigos que ese poema me lo dedicó a mí, pero es mentira. Y mi familia dice: ‘¡Mirá vos, la Osa, de cartonera a famosa...!’”

María Gómez, 26 años, estudiante de Comunicación, señala que lo mejor que se puede decir sobre el surgimiento de las editoriales cartoneras lo planteó el escritor boliviano Crispín Portugal, uno de los fundadores de Yerba Mala. “El dice que ya no importa si alguien cae en esta lucha porque otros vendrán. Este fenómeno no es de nadie, es algo que está en movimiento y que es imparable”, asegura Gómez. Uno de los “proveedores oficiales” de cartón es Oscar, un vecino del barrio que consigue cajas de cartón sin manchas. “A él se le paga 25 centavos por caja, que sería más o menos $ 1,50 el kilo, depende del tamaño de las cajas, cuando en los depósitos les pagan 40 centavos el kilo”, compara. Una vez que tienen el cartón, se corta y se pintan con témperas los nombres de la obra y del autor, se encuaderna la tapa junto con el cuerpo de la obra que sale, tibiecito como pan caliente, de la pequeña máquina Multilith 550, que maneja Renzo, y... listo el libro para quien lo quiera comprar. El costo de los ejemplares oscila entre 8 y 15 pesos, pero hay una promoción, para los que compran en el local, de 3 libros a 10 pesos.

La santa de las prostitutas
Sarita, la cartonera peruana, nació en los primeros meses de 2004 con cuatro títulos: Cara de ángel, de Oswaldo Reynoso; El arte nazi, de Santiago Roncagliolo (ver pág 32); Fuga última, de Aldo Miyashiro, y Ayer, del chileno Juan Emar. “En ese momento había muy pocas editoriales independientes en Perú, entonces tuvimos mucho eco. Aunque los autores y la prensa nos trataban muy bien, las librerías no querían nuestros libros”, recuerda Jaime Vargas Luna (Junín, 1980), que estudió Literatura en la Universidad de San Marcos en Lima, dirige otra editorial llamada [sic] y preside la Alianza Peruana de Editores. El cambio de actitud fue durante la Feria del Libro de Lima en 2005 cuando Sarita, tan desprejuiciada, colorida y rotunda, lanzó Underwood portátil modelo 1915, de Bellatin. “Como la única edición del libro era la nuestra, la vendimos muy bien. Eso ocasionó que la cadena Crisol de librerías nos buscase para distribuir ese título en su cadena y, con ello, entramos a las demás y con todo el catálogo”, precisa el editor, catálogo que hasta la fecha está integrado por cuarenta títulos, que incluyen libros de Fernando Iwasaki (ver aparte), Pedro Lemebel, Daniel Alarcón, Rodrigo Hasbún y Luisa Valenzuela, entre otros. “Sarita Colonia es el nombre del mayor icono popular limeño, quizás incluso peruano –revela Vargas Luna–. Es una santa no oficial, no católica. La santa de los choferes de buses, de las prostitutas. Era el nombre perfecto para lo que queríamos.”

Al principio, los fundadores de Sarita publicaban a escritores peruanos inéditos pero, con la irrupción de otras editoriales independientes, cambiaron de estrategia y decidieron publicar a escritores latinoamericanos cuyos libros no llegaban a Perú; o llegaban, pero a precios inaccesibles. Poco a poco, fueron sacando libros de Piglia, Haroldo de Campos, Margo Glantz o Diamela Eltit. Vargas Luna sostiene que todas las experiencias cartoneras comparten un horizonte semejante. “El trasfondo común tiene que ver con la necesidad de acercar la literatura a la calle y evidenciar la calle en la literatura; y también con cruzar fronteras y generar movimientos colectivos. Los catálogos de cada cartonera tienen sus propias búsquedas, pero hay un espíritu más o menos anarco, más o menos desacralizante, que nos abarca a todos.”

¿Qué diablos es ser callejera?
Ximena Ramos comenta que Animita Cartonera empezó a funcionar a fines de 2006, cuando lanzaron siete libros de Gonzalo Millán, Carmen Berenguer, Mauricio Electorat, Teresa Wilms Montt y José Santos González Vera, entre otros. “Salimos con bombos y platillos, al menos mediáticamente, cosa que nos ayudó bastante para poder dar a conocer el proyecto”, confiesa Ramos, que estudió Literatura en la Universidad Diego Portales. En cuanto a las reacciones que generó la aparición de Animita, que ya lleva publicados 18 títulos y tiene en su catálogo, entre otros, al poeta Raúl Zurita (ver aparte), Ramos detalla que hubo “desde el apoyo absoluto e incondicional a los chismes por la espalda, del tipo ‘son chicas burguesas que arman una cartonera’, como si tuviésemos que estar sentadas en la cuneta con una actitud entendida como ‘callejera’. ¿Qué diablos es eso? Para poder ser válidas para algunos”, se enoja, con razón, Ramos. Las animitas son pequeñas grutas generalmente en forma de casitas, del tamaño de una caja pequeña, dispuestas en las orillas de los caminos cuando ocurre un accidente en la calle, una muerte injusta que no debió ocurrir. “Es algo objetual que toma características divinas, que habita las calles y que puedes encontrar del norte al sur, sin exclusiones”, cuenta la editora.
Animita forma parte de Editores de Chile, una asociación paralela a la Cámara Chilena del Libro, conformada por editoriales independientes. “Nos hicimos socias porque nos ayuda a la hora de lograr ciertos objetivos, como poder ir a ferias colectivamente, llegar a acuerdos, ser parte de la discusión del libro y la lectura, proponer iniciativas y un sinfín de puntos que, muchas veces, se logran colectivamente y no siempre luchando solo”, plantea Ramos. “La relación con las macroeditoriales es nula. Es más, dudo de que nos conozcan.” Calidad, proyección y viabilidad son las claves del catálogo de Animita, que este año incorporará a autores como Daniel Alarcón, Gonzalo Garcés y José Kozer, entre otros. “Nosotras damos a conocer autores en un formato que llega justamente a quien no se puede comprar ni tiene acceso a un libro Anagrama”, compara la editora.

Tiempos de revancha
A principios de 2006, los escritores bolivianos Darío Luna, Crispín Portugal y Roberto Cáceres querían publicar en el mercado editorial más pequeño de América latina (1.200.000 personas no saben leer ni escribir). “Estuvimos un poco angustiados, pues había mucho que decir, sobre todo de El Alto; y luego de ver las experiencias en la Argentina y Perú, nos decidimos”, recuerda Cáceres. “Publicamos nuestros libros con poca esperanza, pero a la gente le gustó y empezamos a crecer. La recepción por parte del medio intelectual fue en un primer momento reticente, pero posteriormente se integraron”, revela Cáceres, que publicó Línea 257 en YMC, cartonera que cuenta en su catálogo con 17 títulos. “La yerba mala crece en cualquier parte, sobre todo en el lugar que tú menos la desees, y siempre se la quiere extirpar porque es molesta –explica Cáceres–. La vas a sacar y va crecer otra vez. Hemingway decía que los pobres somos como la yerba, crecemos en cualquier parte. Por eso nos ha gustado Yerba Mala, porque nos van a matar, pero van a venir otros atrás... Es una suerte de terquedad por la supervivencia.”
“En 2006, nadie comprendía cómo se había organizado la gente para derrocar al Goni (Gonzalo Sánchez de Lozada), no había un líder, todo el mundo salía a la calle. Podría decirse que Yerba Mala comenzó devolviendo uno de los gases lacrimógenos: valorándonos, encaprichándonos en lo que somos nomás, sin mayores pretensiones. Evo subió y nos reconocimos aún más –admite Cáceres–. Pero ese reconocerse no es hacer una literatura panfletaria, sino una literatura que eleve nuestro imaginario, que construya nuestra cultura, que no es ni la andina pura, ni la camba pura, ni la occidentalizada, sino una mezcla de eso.” El único apoyo que recibe YMC es de los lectores. “Tratamos de apostar a una literatura sin donativos, lastimerías, subvenciones. Existen instituciones que ayudan, ONG, pero hemos visto que seríamos cómplices si recibiéramos su dinero. Creemos que ellos sólo quieren justificar sus dineros y reunirse luego en elegantes hoteles, restaurantes y con ropa de diseño para hablar de la gran ayuda que están haciendo a los pobres. Somos pobres, pero no queremos que sientan piedad por nosotros”, subraya Cáceres. “Ser escritor y editor en Bolivia es quijotesco, romántico, kamikaze o suicida y por eso mismo absolutamente atractivo. Estamos viviendo unos tiempos decisivos, no podemos quedarnos con los brazos cruzados”, sugiere el autor boliviano.

En la ciudad de Cochabamba, Bolivia tiene otra editorial cartonera, Mandrágora, en homenaje a la planta afrodisíaca, pero también a la obra teatral homónima que escribió Nicolás Maquiavelo. Iván Castro Aruzamen (Chuquisaca, 1970) informa que a fines de 2004 decidió con unos amigos llevar adelante el proyecto después de conocer la experiencia de Eloísa. “En nuestra primera presentación, los libros causaron curiosidad y, al mismo tiempo, fue un éxito: hicimos 50 ejemplares de los primeros tres títulos y se vendieron como pan caliente. Hablar de intelectuales en Bolivia es una tontera, porque no hay pensadores y la crítica literaria está en pañales.” Castro Aruzamen, profesor de Literatura y Filosofía en la Universidad Católica de Cochabamba, sostiene que Evo Morales no tiene ninguna significación en el proyecto de la editorial, que ya ha lanzado una veintena de títulos como El pianista, de Piglia; Noches vacías, de Cucurto, y Como la vida misma, de Edmundo Paz Soldán (ver aparte).

“Mandrágora es un proyecto social y cultural, inserto en la lucha contra la deshumanización del neoliberalismo, pero no desde una óptica marxista o socialista. Sabemos que el modelo causa estragos en sectores como los recicladores y que los nuevos parias entre los parias son los cartoneros y chicos de la calle; pero pensar que haciendo libros les vamos a dar un futuro mejor, es una quimera. Sólo buscamos democratizar el acceso al libro y difundir literatura.” Castro Aruzamen reconoce que la relación con sus pares de Yerba Mala es conflictiva. “Ellos defienden abiertamente el proyecto de Evo Morales, y buscan una estética afincada en la literatura de cuño indigenista, marginal, contracultural y todas esas vainas que andan de moda hoy con los populismos.”

Castillos en el aire
El efecto “contagio cartonero” llegó a México, más precisamente a Cuernavaca. La Cartonera acaba de lanzar en febrero sus dos primeros títulos: El silencio de los sueños abandonados, una colección de canciones y un disco compacto de Kristos, y Cristo en Cuernavaca, un relato del escritor norteamericano Howard Fast. Raúl Silva, uno de los fundadores, cuenta que el proyecto ha despertado el interés de los medios de comunicación. “El mercado editorial es un eslabón más de una concepción del mundo basada en el consumo y el desecho. Vivimos dentro de una enorme maquinaria que no se detiene ni se detendrá –alerta Silva–. El vértigo de lo masivo y del éxito es una enfermedad que parece incurable. Por eso estimula pensar y saber que, al margen de esos enormes monstruos editoriales, existen gestos que consisten en construir castillos en el aire.” La Cartonera busca publicar a escritoras y escritoras de la ciudad de Cuernavaca, pero también a autores de otras partes. “Los caminos de la literatura son infinitos. El aporte de las editoriales cartoneras no se puede medir con instrumentos de la mercadotecnia. Su existencia es demasiado silvestre, por suerte. Basta ver las portadas de Eloísa o las de Sarita para entender que no sólo es un acto literario lo que propagan estos proyectos sino también un recorrido museográfico”, plantea Silva.

Por Silvina Friera

jueves, 21 de mayo de 2009

Mehr als Bücher

En el 2003 se creó en Buenos Aires la editorial Eloísa Cartonera; cuya principal característica es publicar libros encuadernados con tapas de cartón comprado a cartoneros, gente que recoge cartón en la calle para ganarse la vida. Eloísa Cartonera es un proyecto sin ánimo de lucro que trabaja con jóvenes cartoneros que acompañan el proceso de edición, utiliza materiales reciclados y favorece el acceso a la literatura mediante la publicación de libros a precios muy bajos. Pero además, los libros son un objeto artístico en sí, ya que cada portada pintada a mano es diferente de las otras, lo que le confiere un valor añadido.

Durante el último año lalarva e.V., a través la revista de poesía Òxid, hemos trabajado con varios escritores latinoamericanos vinculados a editoriales cartoneras. Gracias a esta colaboración hemos conocido en profundidad y seguido con interés la evolución de un modelo editorial en expansión, interdisciplinar, de valor ecológico, que utiliza políticas de copyleft; y, sobretodo, con un marcado carácter social al integrar a grupos marginales en el proceso de edición, promoción, distribución y venta de los libros publicados.

Tomando como ejemplo este nuevo modelo editorial, hemos organizado un proyecto de edición cartonera con workshops dirigido a los alumnos de las Europaschule de Friedensburg y Kurt Schwitters, en el que participen los responsables de las editoriales Eloísa Cartonera y Dulcinéia Catadora (Brasil), profesores, artistas y escritores.

Los workshops estarán coordinados por Washington Cucurto y María Gómez de Eloísa Cartonera y Lúcia Rosa de Dulcinéia Catadora, en colaboración con los profesores del centro, artistas y escritores. La fecha de realización de los workshops será del 6 al 10 de julio, en los que se abordarán temas de historia contemporánea, literatura latinoamericana, lengua española y portuguesa, técnicas artísticas, diseño, ecología y ética, complementando de esta forma las materias impartidas por los profesores, siguiendo un modelo teórico-práctico con charlas, pases de videos, debates, lecturas, trabajos manuales, etc

Al final de los workshops se publicará la antología Mehr als Bücher, en español, portugués y alemán, con textos de 18 escritores vinculados a las editoriales Dulcinéia Catadora, Eloísa Cartonera, Santa Muerte Cartonera, Yerba Mala Cartonera y Yiyi Yambo. La selección, diseño y edición de los libros correrá a cargo de los alumnos, bajo la supervisión de los coordinadores, escritores y artistas colaboradores. Los libros editados se repartirán gratuitamente en escuelas, universidades, instituciones y editoriales cartoneras.

Además de los workshops están programadas una serie de actividades paralelas con recitales, muestra de documentales cartoneros, exposiciones y presentacione en diferentes espacios culturales de la ciudad.


Mehr als Bücher es un proyecto de lalarva e.V. que recibe el apoyo de Berliner Projektfonds Kulturelle Bildung, la Embajada de España, la Embajada de Argentina, la Embajada de Noruega y Insituto Cervantes.

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Em 2003 foi criada em Buenos Aires a editora Eloísa Cartonera cuja principal característica é publicar livros encadernados com capas de cartão comprado a catadores gente que recolhe cartão da rua para ganhar a vida. Eloísa Cartonera é um projecto sem fins lucrativos e que trabalha com jovens cartoneiros que acompanham o processo de edição, utiliza materiais reciclados e favorece o aceso à literatura mediante a publicação de livros a preços muito baixos. Além do mais, os livros são um objecto artístico em si, uma vez que cada capa pintada à mão é diferente das outras, o que confere um valor adicional.

Durante o último ano lalarva e.V., através da revista de poesia Òxid, tem trabalhado com vários escritores latino-americanos vinculados a editoras catadoras. Graças a esta colaboração temos conhecido em profundidade e seguido com interesse a evolução de um modelo editorial em expansão, interdisciplinar, de valor ecológico, que utiliza políticas de copyleft e, sobretudo, com um marcado carácter social ao integrar grupos marginais no processo de edição, promoção, distribuição e venda dos livros publicados.

Tomando como exemplo este novo modelo editorial, queremos organizar um projecto de edição cartoneira com workshops, dirigido a alunos das Europaschule de Friedensburg e Kurt Schwitters, em que participam os repontareis das editoras Eloísa Cartonera e Dulcinéia Catadora (Brasil), professores, artistas e escritores.

Os workshops serão coordenados por Washington Cucurto e María Gómez de Eloísa Cartonera e Lúcia Rosa de Dulcinéia Catadora, em colaboração com os professores do centro, artistas e escritores. A data de realização dos workshops será de 6 a 10 de Julho, em que serão abordados temas de historia contemporânea, literatura latino-americana, língua espanhola e portuguesa, técnicas artísticas, desenho, ecologia e ética, complementando desta forma as matérias leccionadas pelos professores, seguindo um modelo teórico-prático com discursos, mostragens de vídeos, debates, leituras, trabalhos manuais, etc.

No final dos workshops será publicada a antologia Mehr als Bücher, em espanhol, português e alemão, com textos de 18 escritores vinculados às editoras Dulcinéia Catadora, Eloísa Cartonera, Santa Muerte Cartonera, Yerba Mala Cartonera e Yiyi Yambo. A selecção, desenho e edição dos livros estará a cargo dos alunos, sob a supervisão dos coordenadores, escritores e artistas colaboradores. Os livros editados vão ser repartidos gratuitamente em escolas, universidades, instituições e editoras cartoneiras.

Para além dos workshops estão programadas uma série de actividades paralelas na semana do projecto, com recitais na mostra de documentários cartoneiros no Eiszeit Kino, uma exposição na Gallerie Showroom Berlin e a apresentação da antologia no Instituto Cervantes.



Mehr als Bücher é um projeto de lalarva e.V., e recebe o apoio da Berliner Projektfonds Kulturelle Bildung, da Embaixada de Espanha, da Embaixada da Argentina, da Embaixada da Noruega e do Instituo Cervantes.

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Eloísa Cartonera ist ein soziales und kulturelles non-Profitprojekt, welches 2003 in Buenos Aires entstanden ist. Das wichtige Merkmal dieses Verlages ist die Veröffentlichung fotokopierter Bücher und Umschläge aus Karton. Diese erstehen sie bei den sogen. "Cartoneros", junge Leute, die sich ihren Lebensunterhalt mit dem Sammeln und Verkaufen von Karton verdienen. Einige von Ihnen beteiligen sich gemeinsam mit Schriftstellern und Künstlern an dem Prozess die Bücher von Eloísa Cartonera herauszugeben, indem sie u.a. die Umschläge selber gestalten und somit jedes Buch zu einem individuell gestalteten Kunstwerk machen.

Während des letzten Jahres hat lalarva e.V., durch das Gedichtmagazin Òxid, mit verschiedenen lateinamerikanischen Schriftstellern zusammengearbeitet, welche mit den Kartonverlagen kooperieren. Dank dieser Zusammenarbeit entstand das Interesse das Verlagsmodell zu expandieren, mit ökologischem Wert und vor allem mit einem deutlichen sozialen Charakter, nämlich Randgruppen in den Prozess der Herausgabe zu integrieren und zu fördern und die veröffentlichten Bücher zu verkaufen.

Mehr als Bücher will sich diese neue Methode des Kartonverlage als Vorbild nehmen und Workshops organisieren, welche von zwei Verantwortlichen der Verlage Eloísa Cartonera und Dulcinéa Catadora aus Brasilien geleitet werden und von den Schülern der Europaschule Friedensburg und Kurt Schwitters durchgeführt werden.

Diese werden koordiniert von Washington Cucurto und María Gómez von Eloísa Cartonera und Lúcia Rosa von Dulcinéia Catadora, in Zusammenarbeit mit Lehrern, Künstlern und Schriftstellern.

In diesen Workshops werden die Schüler dreisprachige Anthologien zeitgenössischer lateinamerikanischer Literatur, mit selbst ausgewählten Texten fertigstellen. Die Schüler haben die Möglichkeit Techniken zu erlernen wie man ein Buch herausgibt, können ihre Erfahrungen mit den Künstlern und Schriftstellern teilen, wie z. B. jeder einzelne Schritt der Entstehung eines Buches: Sammeln der Materialien, Binden, Gestalten, Auswählen der Texte, etc.

Mit "Mehr als Bücher" werden die Schüler nicht nur verstehen, wie ein Bücherprojekt auch ein soziales Projekt sein kann, sondern außerdem anhand dieses Projektes ihre eigenen Kreativität entwickeln und ausbauen und ihr kritisches Denken durch das Auswählen der Texte schärfen.

Die Workshops werden, in dem Zeitraum einer Woche (6-10 Juli), in den Räumen der Schulen durchgeführt. Die Workshops sind in fünf Abschnitte, sechs Std. pro Tag aufgeteilt, in welchen sich das Programm der Aktivitäten entwickeln wird. Die folgenden Themen sollen behandelt werden: Zeitgenössische Geschichte, lateinamerikanische Literatur, künstlerische Techniken und Ökologie. Ergänzend zu diesen Fachgebieten folgt ein theoretisch-praktischer Teil mit Vorträgen, dem gemeinsamen Schauen von Videos, Diskussionen, Vorlesungen und Handarbeiten (Herstellen der kompletten Bücher).

Am Ende der Workshops wird die Anthologie Mehr als Bücher in spanisch, portugiesisch und deutsch veröffentlicht, mit Texten von 18 Schriftstellern verbunden mit den Verlagen Dulcinéia Catadora, Eloísa Cartonera, Santa Muerte Cartonera, Yerba Mala Cartonera und Yiyi Yambo. Für die Auswahl, das Design und die Auflage der Bücher werden die Schüler verantwortlich sein, unter der Beaufsichtigung der Koordinatoren, der Schriftsteller und der mitwirkenden Künstler. Die produzierten Bücher werden kostenlos in Schulen, Universitäten, Institutionen und in den Kartonverlagen verteilt.

Sowie die Workshops sind auch eine Reihe von parallelen Aktiviäten in der Projektwoche vorgesehen, mit Lesungen, Vorführungen, Ausstellungen und Vorstellungen.


Mehr als Bücher ist Projekt von lalarva e.V.; und wird unterstützt durch den Berliner Projektfond für Kulturelle Bildung, die spanische Botschaft, die argentinische Botschaft, die norwegische Botschaft und die Instituto Cervantes.